Ubicada en el sur de China, la isla de Hong Kong se ha consolidado como un importante centro industrial, financiero, y comercial para la economía mundial. Con una población de 7.5 millones de habitantes, este territorio es una de las dos Regiones Administrativas Especiales (SAR: Special Administrative Region) de China, junto con Macao. Su historia, marcada por el colonialismo británico, su auge económico y su papel como puente entre Oriente y Occidente, la han convertido en un punto clave de relevancia mundial.
El legado del colonialismo británico y la consolidación de “Un país, dos sistemas”
Después de 150 años como colonia británica, el 1 de julio de 1997, Hong Kong se convirtió en una Región Administrativa Especial de la República Popular China. Desde entonces, su sistema político se ha basado en el principio “Un país, dos sistemas”, un acuerdo con China que garantiza, por un período de 50 años, la independencia financiera y administrativa de Hong Kong, dentro de un modelo de economía de mercado y con una unidad monetaria propia, el dólar de Hong Kong. Asimismo, este pacto acordó un alto grado de autonomía para la región, con la excepción de los ámbitos de defensa militar y política exterior que quedan bajo control directo de Pekín.
Todo ello, quedó regulado por la Ley Básica de Hong Kong de 1997, que delimita, además, los derechos y libertades de sus ciudadanos, el marco de gobierno, y su grado de autogestión.
La evolución económica de Hong Kong
De un territorio prácticamente deshabitado, Hong Kong ha logrado convertirse en uno de los principales centros financieros del mundo, desempeñando un rol clave para el comercio regional y global de China.
Durante la era colonial británica, la ubicación geográfica de Hong Kong fue determinante para especializar su economía en el transporte marítimo. El puerto de Hong Kong, situado en el puerto natural de Victoria, ha figurado durante décadas entre los más importantes a nivel mundial. Sin embargo, a partir de la década de 1960, con la industrialización asiática en pleno auge y la llegada de refugiados de China continental tras la Guerra Civil, la región experimentó una rápida diversificación económica hacia la industria manufacturera, impulsando el crecimiento de las exportaciones y el desarrollo de infraestructuras. Este crecimiento llevó a Hong Kong a un proceso de expansión industrial, que le permitió consolidarse como uno de los “Cuatro tigres asiáticos”, junto con Corea del Sur, Taiwán, y Singapur.
A partir de la década de 1980, la economía de Hong Kong experimentó un giro hacia el sector de servicios, impulsado por la globalización y la apertura económica de China. Con la relocalización de la industria manufacturera a la provincia de Guangdong de China continental, donde los costos laborales eran menores, la participación del sector manufacturero en el empleo de Hong Kong cayó del 39% en 1981 al 10% en el año 2000. Paralelamente, el sector servicios creció del 52% al 80% en el mismo período, consolidando a Hong Kong como un centro financiero global e intermediario clave para la conectividad de China con el resto de los mercados globales.
Tras completar su transición hacia una economía de servicios y mejorar su conectividad con nuevas infraestructuras como el aeropuerto internacional de Chek Lap Kok, la crisis financiera asiática de 1997 supuso un duro golpe para la economía local de Hong Kong. El PIB de la región cayó un 5.9% en 1998, desencadenando un periodo de contracción económica.
A pesar de ello, Hong Kong logró recuperarse mediante una gradual integración económica con China continental. El año 2003, firmaron el acuerdo CEPA (Closer Economic Partnership Agreement), un pacto que facilitó la cooperación económica y técnica entre China y Hong Kong, estableciendo el libre comercio de mercancías y servicios, y una política libre de aranceles para las empresas manufactureras hongkonesas. Posteriormente, la ampliación de este acuerdo ha ido acompañado de nuevas iniciativas como la Greater Bay Area, un megaproyecto que busca conectar Hong Kong, Macao y nueve ciudades del sur de China en una región económica integrada.
Con una economía totalmente terciarizada, la crisis de la Covid-19 tuvo un nuevo impacto en la estabilidad económica de la ciudad. Con una caída del PIB del 6,5% en 2020, su atractivo como centro financiero internacional y como centro de comercio regional y global asiático, se vio profundamente dañado. El consecuente éxodo de talento, que ha registrado desde ese mismo año una caída del 1,6% de la población, y las crecientes rivalidades con centros financieros vecinos, ha llevado al gobierno de Hong Kong a una tendencia más integradora con la economía china.
La estructura económica de Hong Kong
La economía de Hong Kong se basa principalmente en el auge del sector de servicios. Dada que la producción local es prácticamente nula, el sector primario y secundario de Hong Kong son insignificantes sobre su PIB en comparación con el sector terciario, que contribuyó en un 93,5% en el PIB de 2022.
Asimismo, su estructura se denomina según los “cuatro pilares”: los servicios financieros, los servicios mercantiles y de logística, el turismo, y los servicios profesionales. Todos ellos, tiene una contribución muy significativa en la economía de Hong Kong, representando un 56,4% del PIB en 2021, y un 40,1% del empleo en ese mismo año. Sin embargo, estas características evidencian la poca diversificación de la economía de Hong Kong, que supone una debilidad en momentos de crisis. Un ejemplo de ello, se experimentó durante la crisis de la Covid-19, con la caída enorme del sector turístico, pasando de generar un 4,5% del PIB en 2019, a un 0,1% en 2021.
Otro aspecto fundamental de la economía de Hong Kong recae sobre la importancia de infraestructuras que impulsan su conectividad global. Según World Shipping Council, los últimos datos de 2023 han registrado que el Puerto de Hong Kong fue el octavo del mundo por volumen de TEUs facturados.
En el marco de las exportaciones e importaciones de la región, cabe subrayar el rol de Hong Kong como centro reexportador, un hecho que le ha permitido mantener su balanza comercial equilibrada durante los años. Entre sus principales socios comerciales, la China continental es responsable de prácticamente la mitad de su comercio total, una posición muy alejada del resto de socios como Taiwán, la Unión Europa y Estados Unidos. Asimismo, las exportaciones e importaciones en bienes y servicios de la región se concentran mayoritariamente en aspectos como los materiales eléctricos, el transporte y los servicios financieros.
Como Región Administrativa Especial China, es esencial considerar la contribución que tiene Hong Kong en su mercado. Aunque los analistas apuntan a una disminución sustancial de la contribución de Hong Kong al PIB de China, la región sigue siendo un enclave fundamental para canalizar las inversiones extranjeras. El año 2022, la inversión extranjera directa ascendió a 120.000 millones de US$, de los cuales un 80% fueron canalizados a servicios de inversión, comerciales o profesionales.
Más allá de estas características económicas, Hong Kong se ha convertido en una preferencia destinataria para los inversores y empresarios que quieren iniciar sus negocios en el extranjero. Ocupando el tercer puesto en la clasificación de los lugares más fáciles para iniciar negocios a nivel mundial, la región se ha consolidado como una de las más importantes en términos de libertad económica y competitividad.
La alta clasificación de la región en este ámbito recae principalmente a su eficiente marco regulatorio. Además de respaldar las operaciones comerciales, y facilitar la gestión y creación de empresas, Hong Kong cuenta con uno de los sistemas impositivos más favorables a nivel mundial. Mientras que la región solo carga directamente tres impuestos: el impuesto de sociedades, el impuesto sobre la renta, y el impuesto sobre bienes inmuebles; también se caracteriza por sus bajas tasas impositivas, un sistema de deducción generoso, y un régimen fiscal simple y eficiente. Todo ello, junto a su condición como centro financiero de referencia que permite el acceso fácil a los mercados internacionales, ha consolidado Hong Kong como uno de los entornos más favorables para las empresas del mundo.
Año 2047 en el horizonte: ¿qué pasará en Hong Kong?
De acuerdo con el artículo 5 de la Ley Básica de Hong Kong, en 2047 expira el acuerdo por el cual China se comprometió a respetar durante 50 años el sistema capitalista y democrático de Hong Kong. La incertidumbre sobre el futuro de la región, una vez llegue el momento de completar su plena integración a China, se ha intensificado los últimos años, especialmente desde la llegada de Xi Jinping al poder en 2013 como presidente de la República Popular China.
Un puente entre Occidente y China, y la creciente rivalidad con Singapur
Históricamente, Hong Kong se ha consolidado como la puerta de entrada para las empresas extranjeras que buscan acceso al mercado de China y al resto de la región. Su posición como excolonia británica y sus características como Región Administrativa Especial China, han sido claves para convertirse en un puente de unión entre los mercados de occidente y los de oriente. Sin embargo, más allá de un intermediario, su integración a la economía y el mercado chino han afectado su atractivo como centro financiero en el mercado global.
A su vez, la rivalidad con otros centros financieros como Singapur se ha intensificado. Este último ha logrado atraer un gran volumen de inversiones extranjeras, destacándose por una posición más neutral frente a las tensiones entre China y Occidente. Aunque se ha reducido la confianza de los inversores extranjeros en el marco legal y regulatorio de Hong Kong, la región sigue ocupando el tercer lugar en el Índice de Centros Financieros Globales, superando a Singapur, y solo por detrás de Nueva York y Londres, que mantienen su primer y segundo puesto respectivamente.
Ante los desafíos que Hong Kong ha abordado desde su devolución a la República Popular China, la región ha apostado por nuevas estrategias de integración con China para fortalecer su rol financiero, como el Stock Connect, Bond Connect y Swap Connect. Los cambios más recientes, han dado paso a un mayor enfoque al desarrollo de Fintech, con el propósito de impulsar la innovación tecnológica para mantener su relevancia en la esfera global con una economía más diversificada.
A pesar de la incertidumbre sobre su futuro político y financiero, organismos como el Fondo Monetario Internacional siguen reconociendo la resiliencia de su sistema financiero. La clave para Hong Kong radica en su capacidad de adaptación a las nuevas realidades económicas y geopolíticas, con el objetivo de seguir siendo un actor crucial en el panorama financiero internacional.
Departamento de Economía y Empresa de Casa Asia