02/04/2025 | Actualidad > AsiaView

La estrategia económica y de seguridad nacional de la administración de Donald Trump ha desencadenado una guerra comercial a nivel global. En las últimas semanas, este conflicto ha generado una creciente preocupación entre varios países debido a la incertidumbre sobre las futuras acciones de Estados Unidos y sus posibles repercusiones económicas y geopolíticas. Sin embargo, estas medidas también han abierto una ventana de oportunidad para ciertas economías, especialmente en Asia.

Los efectos de la guerra comercial en la economía global

Estados Unidos ha sido tradicionalmente el mayor importador de bienes y servicios, cuyo valor total ascendió a los 4,1 billones de dólares en 2024. Las barreras arancelarias impuestas por la administración de Trump tienen un impacto significativo en las cadenas de suministros y los flujos comerciales a nivel mundial. Además, las políticas proteccionistas han generado volatilidad en los mercados financieros, provocando la venta masiva de bonos ante las dificultades de acceso a otros mercados y el temor de una mayor inflación, lo que a su vez ha depreciado las monedas de los países emergentes.

Las medidas arancelarias han impactado directamente a países como Canadá, México y China. Asimismo, además de la aplicación de aranceles del 25% sobre todas las importaciones estadounidenses de acero y aluminio, también se han anunciado posibles restricciones a productos procedentes de la Unión Europea. A partir del 2 de abril, se prevé que entren en vigor nuevos aranceles recíprocos, junto a un incremento del 10% adicional al ya existente sobre los productos originarios de China.

En respuesta a ello, varios países han implementado nuevos aranceles, intensificando la guerra comercial y generando constantes ajustes en las políticas arancelarias de los principales mercados globales. La evolución de esta guerra comercial seguirá siendo un factor clave en la reconfiguración del comercio global en los próximos años.

El impacto de la guerra comercial en la economía asiática: ganadores y perdedores

Recientemente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también ha anunciado la posible imposición de nuevos aranceles del 25% sobre las importaciones de una amplia gama de productos, incluyendo automóviles, semiconductores, productos farmacéuticos y madera. Estas medidas afectarían de manera significativa a Asia, ya que dichos productos representan aproximadamente una cuarta parte de sus exportaciones totales. Como resultado, ya se han observado una caída de las acciones de empresas asiáticas dependientes de las exportaciones a Estados Unidos, especialmente dentro del sector automovilístico, el comercio electrónico, y los semiconductores.

Si bien algunas economías asiáticas, como Japón y Corea del Sur, no han sido por el momento afectadas directamente por los aranceles, sus grandes corporaciones están expuestas a las consecuencias indirectas de estas medidas sobre la economía global. La incertidumbre generada por la disputa comercial y su impacto en las cadenas de suministro podría traducirse en una menor inversión y crecimiento en la región.

Por otro lado, la guerra comercial ha propiciado un reordenamiento en la producción, con el traslado de manufacturas hacia países menos afectados por las restricciones. En este contexto, ciertas economías del sudeste asiático, como Vietnam, Singapur y Malasia, han emergido como posibles beneficiarias de esta reconfiguración, al atraer inversiones y fortalecer su posición en el comercio internacional. Además, esta transformación podría impulsar una mayor integración económica regional, favoreciendo acuerdos como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), lo que contribuiría a consolidar la posición del Sudeste Asiático en el comercio global.

Vietnam: el mayor beneficiario relativo de la guerra comercial

Vietnam puede consolidarse como uno de los mayores beneficiarios de la guerra comercial, especialmente en los sectores de las tecnologías de la información, las telecomunicaciones y la confección. El país se ha convertido en un activo estratégico, debido a las oportunidades que ofrece en mano de obra competitiva, una ubicación geográfica privilegiada cercana a mercados clave como China y Japón, una extensa costa marítima que facilita el comercio internacional, y su inclusión en varios acuerdos comerciales, como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica o el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea.

En los últimos años, Vietnam ha logrado una apertura económica destacada, sustentada en un creciente papel estratégico en las cadenas de valor internacionales como plataforma de fabricación intermedia.  En 2023, la tasa de apertura comercial del país se situó cerca del 170%, un claro avance sobre su integración dentro del comercio global. Debido a estos factores, los analistas señalan que Vietnam puede beneficiarse de la guerra comercial, constituyéndose como una plataforma exportadora alternativa a China.

En este período, el país ha experimentado un crecimiento del sector industrial, atrayendo gigantes como Samsung, LG, Google y Microsoft, que han trasladado parte de sus líneas de producción. La diversificación de las cadenas de suministros ha impulsado a numerosas empresas a buscar alternativas a la manufactura en China. En ese contexto, Vietnam, junto con Indonesia y Malasia, se ha convertido en un destino preferente para la reubicación de fábricas.

Actualmente, el sector manufacturero representa casi dos tercios del total de la creciente inversión extranjera del país. Durante los dos primeros meses de 2025, la inversión extranjera directa en Vietnam aumentó un 5,4%, y se espera un notable crecimiento para el resto del año. Todo ello, le da a Vietnam una gran oportunidad para lograr un crecimiento económico sostenible.

Sin embargo, el país también afronta desafíos importantes. La elevada dependencia de la manufactura para la exportación, la infraestructura limitada en algunas regiones y el creciente superávit comercial con Estados Unidos, generan preocupaciones sobre posibles represalias comerciales en caso de nuevas políticas arancelarias de Trump, especialmente sobre aranceles recíprocos y regionales.

Malasia y Singapur: otros países beneficiarios de la guerra comercial

Malasia y Singapur han emergido como otros beneficiarios de la reciente regulación proteccionista. Recientemente, ambos países han establecido una alianza estratégica a través de la Zona Económica Especial Johor-Singapur, para capitalizar los cambios en el comercio internacional. Esta iniciativa pretende atraer inversiones extranjeras mediante incentivos fiscales e infraestructuras comerciales, además de consolidar su posición como enclave estratégico para las empresas estadounidenses y chinas.

Por un lado, como consecuencia de la disputa comercial, Singapur ha fortalecido su papel como intermediario clave en el crecimiento del comercio de reexportación entre Estados Unidos, China, y otros mercados. En las últimas décadas, el país se ha convertido en un centro financiero y logístico de referencia en el comercio internacional, lo que ha impulsado significativamente su economía. En 2023, el sector terciario ya se situaba alrededor del 70% del PIB, consolidando su atractivo como hub global de negocios.

Además, Singapur ha reforzado su atractivo para la inversión extranjera gracias a sus acuerdos comerciales estratégicos, la estabilidad política y regional del país y, el desarrollo de alta tecnología e innovación. Todo ello, ha propiciado la llegada de numerosas sedes de empresas tecnológicas y financieras al país.

Por otro lado, Malasia compite directamente con Vietnam en la atracción de inversiones derivadas de la reubicación de empresas. La infraestructura industrial desarrollada, y los incentivos fiscales del país para empresas extranjeras, han convertido a Malasia en un centro manufacturero atractivo, especialmente en sectores como las tecnologías de la información, las telecomunicaciones, la industria automotriz, y los semiconductores. Además, la diversificación de sus cadenas de suministro posiciona al país como una alternativa viable a China, lo que podría fortalecer aún más el peso del sector industrial sobre su economía.

El crecimiento del sector manufacturero en Malasia ha impulsado también la expansión de sectores clave como las exportaciones de productos químicos y electrónicos. En ese aspecto, sus infraestructuras portuarias y el acceso favorable a mercados del Sudeste Asiático han sido factores determinantes para consolidar su rol en la conectividad regional.

India: oportunidades para beneficiarse de la guerra comercial

India, aunque en menor medida que otros países, se perfila como un actor clave para aprovechar las oportunidades derivadas de la guerra comercial, con medidas estratégicas sobre la industria de la confección y la reciente expansión de la producción de componentes eléctricos. Entre otros, Morgan Stanley ha apuntado que India podría beneficiarse de la disputa comercial debido a su menor dependencia de las exportaciones de bienes y su mayor peso en la exportación de servicios.

Por un lado, el respaldo gubernamental de India al consumo interno busca incentivar un mayor flujo de inversión extranjera, promoviendo la diversificación productiva, y atrayendo empresas que pretendan reducir su dependencia de China. En este contexto, el gobierno ofrece incentivos a la inversión, estímulos para la manufactura local y beneficios fiscales para sectores estratégicos.

Por otro lado, una de las estrategias de India ha sido el acercamiento de sus relaciones bilaterales con Estados Unidos. En las últimas décadas, el país ha ido incrementando sus exportaciones a Estados Unidos. En 2005, India exportó aproximadamente a este país un valor total de 20,1 billones de dólares, mientras que en 2023 la cifra ascendió a 85,5 billones. Con el objetivo de seguir estableciendo lazos comerciales de inversión y seguridad con Estados Unidos, el gobierno de India sugiere reducir preventivamente los aranceles sobre productos estadounidenses, para evitar un conflicto comercial con este país.

La posición geoeconómica de India en Asia le otorga una ventaja competitiva en el actual contexto de la guerra comercial. Su déficit comercial de bienes con China representa una oportunidad para fortalecer sus relaciones comerciales con Estados Unidos y, al mismo tiempo, responder a la creciente demanda interna del país como gran atractivo para la inversión extranjera. Sin embargo, la vulnerabilidad ante la imposición de nuevos aranceles en el sector farmacéutico, el textil y el electrónico, así como las deficiencias en infraestructura logística y la complejidad de su sistema regulatorio, generan desafíos que podrían suponer impedimentos al crecimiento económico del país.

Departamento de Economía y Empresa de Casa Asia

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