La industria de los semiconductores es una piedra angular de la economía mundial, liderando el avance en tecnología, comunicaciones y manufactura. Con los semiconductores alimentado desde smartphones a vehículos eléctricos, su importancia estratégica es imperativa. El continente asiático ha emergido como el actor dominante en la industria de los semiconductores, dominando todas las etapas claves de la cadena de suministro. Este dominio asiático está basado en la innovación y el apoyo gubernamental, provocando serias implicaciones estratégicas para Europa.
El panorama de la industria de los semiconductores en Asia
El continente asiático domina completamente la producción de semiconductores, con Taiwán, Corea del Sur, China y Japón liderando varios segmentos de la cadena de valor.
La pequeña isla de Taiwán es el indiscutible líder en la producción de semiconductores. Este dominio es principalmente debido al trabajo de una única compañía, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), la cual acapara más del 50% de la industria de semiconductores a nivel global. A diferencia de otras grandes empresas como Samsung o Intel, que producen la mayoría de semiconductores para satisfacer sus propias necesidades, TSMC suministra a una gran variedad de compañías, incluyendo Apple, AMD, Nvidia o Qualcomm. Este modelo de negocio se conoce como modelo de fundición y ha convertido a Taiwán en un actor indispensable en el ecosistema global de semiconductores.
El segundo mayor productor es Corea del Sur, con una cuota de mercado del 17%. La multinacional surcoreana Samsung Electronics es una de las mayores compañías tecnológicas del mundo en términos de ingresos y uno de los principales productores de semiconductores a escala mundial. Samsung funciona al mismo tiempo como fabricante de dispositivos integrados, produciendo semiconductores para la fabricación de sus propios productos, y en menor medida como suministrador de semiconductores a otras empresas. La producción de semiconductores de Samsung y otras empresas, como SK Hynix en las más de setenta plantas en el país es una de las principales exportaciones surcoreanas, suponiendo el 15% de las exportaciones del país en 2021.
China, siendo el mayor hub mundial de manufacturas, es otro país en proceso de rápida expansión en sus capacidades de producción de semiconductores, con una cuota actual de mercado del 9%. Como el mayor comprador de semiconductores, debido mayormente al masivo sector manufacturero, el gobierno chino está determinado a conseguir autosuficiencia en la producción de un material de tal valor estratégico. Las autoridades chinas han anunciado ambiciosos planes para la expansión de las capacidades nacionales de producción para alcanzar el objetivo de cero importaciones de semiconductores. Para 2030, China espera producir cerca del 25% de la producción mundial de semiconductores. Las autoridades chinas consideran de vital importancia aumentar su autosuficiencia en un contexto de tensiones con Estados Unidos y sus aliados en la región.
Si bien Japón tenía una participación del 50,3% en la industria mundial de semiconductores en 1988, esta participación ha disminuido de manera constante desde la década de 1990, hasta llegar al 10% en 2019. A pesar de haber perdido el liderazgo que el país disfrutaba en los años noventa, Japón sigue siendo clave en la cadena de valor de la producción de semiconductores. El país nipón sigue siendo responsable de la producción de más del 50% de la producción de los materiales necesarios para la fabricación de semiconductores y el 30% de la producción de la maquinaria necesaria. El gobierno japonés ya ha anunciado planes para aumentar las capacidades del país en la fabricación de semiconductores y reforzar su liderazgo en la producción de las materias primas y equipamiento requerido.
El completo dominio del continente asiático en la producción de semiconductores se ve claramente reflejada en las estadísticas. En 2022, Asia era responsable del 70% de la fabricación mundial, manteniendo un rol clave en la cadena de valor y suministros. El ecosistema de estos cuatros países está estrechamente vinculado, permitiendo un fluido intercambio de materias primas y componentes, asegurando la eficiencia y competitividad. A pesar de las crecientes tensiones geopolíticas entre estos cuatro actores, las actividades industriales siguen estando interconectadas.
Motivos del dominio asiático
El dominio asiático de la industria de los semiconductores es el resultado de la combinación de estrategias y condiciones favorables. Un motivo clave ha sido la intervención proactiva de los gobiernos de la región. Los países asiáticos previamente mencionados han implementado políticas dirigidas a asegurar la competitividad de las industrias locales de semiconductores. Las autoridades facilitaron incentivos fiscales, subvenciones y fondos para la investigación e innovación en coordinación con el sector privado. Por ejemplo, la estrategia de Corea del Sur centrada en chips de memoria ha permitido al país a convertirse en un líder mundial, mientras Taiwán se ha centrado en crear ecosistema manufacturero altamente especializado para posicionarse como un actor clave en la cadena mundial de la producción de chips.
Otro factor crítico es el liderazgo tecnológico de la región. Compañías como TSMC o Samsung han invertido de forma constante en tecnología puntera para mantenerse a la cabeza de la competencia mundial. Estas empresas han sido pioneras en los procesos de fabricación de chips, incluyendo el desarrollo de las tecnologías 3nm y 2nm, que son esenciales para alimentar la nueva generación de dispositivos. El compromiso de estas compañías hacía la innovación y la investigación ha establecido al continente asiático como el destino preferente para la industria de semiconductores más sofisticada. Además, la gran capacidad de estas empresas para escalar la producción de forma eficiente ha sido clave para satisfacer la creciente demanda de semiconductores.
La eficiencia logística ha aumentado la competitividad de los productores asiáticos en el sector. La proximidad geográfica de los proveedores, manufactureros y ensambladores ha creado un ecosistema altamente integrado. La interconectividad reduce el tiempo de producción, los costes y permite un tiempo de reacción rápido a las irregularidades del mercado. La adaptabilidad de los productores asiáticos fue muy clara durante la pandemia en comparación con sus contrapartes occidentales.
Las condiciones económicas y geopolíticas han jugado un papel significativo en reforzar el dominio asiático. La mano de obra competitiva junto a una moderna infraestructura y especialmente buenas conexiones comerciales, han hecho de la región altamente atractiva para la producción de semiconductores.
Implicaciones para la Unión Europea
La dependencia europea en las importaciones asiáticas de semiconductores provoca significantes implicaciones para la economía y autonomía estratégica de la Unión Europea. Teniendo en cuenta que en 1990 el continente europeo era responsable del 44% de la producción mundial de semiconductores, la situación se ha invertido completamente, de forma que actualmente la cuota de mercado europea apenas alcanza el 8%. Esta dependencia expone las vulnerabilidades europeas a la cadena de suministros globales, particularmente en períodos de incertidumbre. Las industrias de la automoción y la electrónica, las cuales dependen de los semiconductores, ya han sufrido paros en la producción debido a la escasez de microchips. Estos problemas resaltan la necesidad para Europa de reevaluar la imperativa importancia de una oferta estable de semiconductores.
Los impactos económicos resultantes de la sobredependencia europea en la fabricación asiática son sustanciales. La industria europea se enfrenta al riesgo de disrupciones prolongadas, que podría debilitar aún más los serios problemas de crecimiento económico y competitividad que ya está sufriendo el continente. Esta situación ha provocado que las autoridades europeas tengan que diseñar estrategias para reducir esta dependencia y aumentar las capacidades de producción en la región.
La European Chips Act pretende dar una respuesta a estos retos. Buscando aumentar la cuota de producción europea a nivel mundial hasta un 20% para 2030, la iniciativa busca atraer inversión privada, establecer instalaciones de fabricación de última generación y fomentar la investigación e innovación. Estas medidas podrían mejorar la posición europea como un actor más competitivo en el mercado global de la fabricación de semiconductores.
La colaboración entre centros de investigación europeos y asiáticos en este ámbito presenta una buena oportunidad para acceder a tecnologías y experiencias más avanzadas. Forjando alianzas estratégicas con países como Japón o Corea del Sur, la Unión Europea puede diversificar sus fuentes de suministros y a la vez compartir conocimientos e innovación. Estas posibles alianzas pueden jugar un papel crucial en fortalecer el ecosistema europeo de semiconductores.
Departamento de Economía y Empresa de Casa Asia