12/03/2025 | Actualidad > AsiaView

Asia y Europa enfrentan desafíos cada vez más complejos que impactan significativamente en la sostenibilidad de sus economías. Entre ellos, la evolución de la deuda pública se ha convertido en una de las preocupaciones principales en determinados países de ambas regiones. En particular, el impacto de la pandemia de la Covid-19 en el creciente nivel de deuda pública han puesto de manifiesto la urgencia de encontrar ajustes fiscales duraderos para impulsar un crecimiento económico sostenible. Sin embargo, a pesar de la tendencia generalizada al alza, los países presentan puntos de partida muy diversos. 

La situación de la deuda pública a nivel mundial

La deuda pública a nivel mundial alcanzó una cifra récord en 2023, ascendiendo a los 97 billones de dólares. Se estima que, en 2024, esta cifra ha superado los 100 billones de dólares, lo que representaría aproximadamente el 93% del PIB mundial. Tanto el nivel de deuda pública como el de deuda privada se ha triplicado desde 1970. En los últimos años, la pandemia de la Covid-19 ha sido determinante en el aumento de la deuda pública, debido a los paquetes de estímulo fiscal y los esfuerzos que los países han tenido que realizar para mitigar los efectos de la crisis sanitaria y económica.

Aunque actualmente el nivel de deuda pública mundial es muy elevado, el panorama no es homogéneo entre países. El 60% de los países de renta baja ya se encuentran en una crisis de la deuda que les impide cumplir con sus obligaciones financieras. Además, el  80% del aumento de la deuda pública en el año 2023 procedía del mundo desarrollado, destacando especialmente los casos de Estados Unidos, Japón, y Reino Unido.

Por otro lado, la tendencia al alza de las tasas de interés, en un contexto de menor crecimiento económico, supone una carga financiera adicional para los estados.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en los próximos años se prevé más volatilidad en los tipos de interés debido a los esfuerzos de los países para controlar la inflación.

Sin embargo, no todos los países enfrentan el mismo grado de riesgo respecto a su estabilidad financiera. La estructura socioeconómica, las políticas fiscales, y las instituciones económicas, son factores determinantes en la vulnerabilidad de cada nación ante el endeudamiento. Asimismo, el equilibrio entre la deuda interna y externa, junto con la evolución de los tipos de interés, son fundamentales para definir ajustes fiscales duraderos que promuevan la sostenibilidad económica a largo plazo.

El nivel de deuda pública en Europa, y el clivaje norte – sur del continente

La deuda pública del continente europeo se sitúa aproximadamente en el 78% de su PIB actual, un poco por debajo del nivel de la Unión Europea, que se sitúa cerca del 82% del PIB. En general, la deuda pública en Europa varía ampliamente según la situación económica y política de cada país.

Europa cuenta con seis países que ya han superado el nivel de deuda pública por encima del 100% de su PIB en 2022. Mientras los países del sur del continente siguen enfrentando altos niveles de endeudamiento y un crecimiento económico limitado, como resultado de las crisis económicas y fiscales de los últimos años, las economías del norte se sitúan en niveles inferiores de deuda, aunque también se exponen a esta tendencia y evidencian la necesidad de adoptar medidas.

Como principal institución referente de la zona euro, cabe subrayar que el Banco Central Europeo, ha impulsado en los últimos años una reducción de los tipos de interés para el control estable de la inflación.

El país con la mayor deuda pública de la eurozona es Grecia, con un nivel situado aproximadamente por encima del 160% del PIB el país. Posteriormente a la crisis financiera que estalló en 2008, el país recibió grandes rescates financieros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Aunque durante los últimos años Grecia ha conseguido estabilizar gradualmente su economía, la deuda sigue siendo una preocupación constante y un factor limitante para su crecimiento económico.

Otro de los países con elevados niveles de deuda pública es Italia, si bien ha habido un descenso durante los últimos dos años, el nivel de deuda pública del país sigue siendo superior al 130% del PIB. En ese aspecto, los efectos demográficos y la gestión fiscal del país han sido determinantes para el aumento de la deuda pública italiana. A pesar de las reformas, la necesidad de reducir el déficit para cumplir con los objetivos de la UE continúa siendo uno de sus mayores desafíos.

Por otro lado, España es el cuarto país con la mayor deuda pública de Europa. La crisis financiera de 2008 empujó a un crecimiento de su nivel de deuda, que se vio agravado por la pandemia de la Covid-19 en 2020. La implementación de políticas de apoyo económico y social aumentó considerablemente la deuda pública del país, pasando de representar un 97,1% del PIB en 2018 a un 107,7% en 2023. Aunque se sitúa por debajo de países como Grecia, el nivel de deuda pública español sigue siendo alto en comparación con otras economías europeas.

En contraste con los países mediterráneos, los países de norte y centro Europa presentan unos niveles de deuda pública más bajos. La mayoría de ellos, mantienen un nivel inferior al 50% de su PIB. En el caso específico de Alemania, el nivel de deuda pública en 2023 se situaba un poco por encima del 60% del PIB. Durante los últimos años, el país se ha enfocado en promover su estabilidad financiera, mediante una política fiscal prudente y un superávit presupuestario. Si bien Alemania se sitúa entre las economías europeas más estables en cuanto endeudamiento, de la misma forma que al resto de países del continente, la pandemia de la Covid-19 ha provocado un aumento de su deuda pública, requiriendo ajustes fiscales urgentes para su control. Sin embargo, el estancamiento de la economía alemana hace presagiar que sus niveles de deuda podrían aumentar considerablemente en los próximos años.

El aumento de la deuda pública en Asia y las diferencias entre países

La deuda pública de Asia se sitúa entre las más elevadas del mundo. Actualmente, el nivel de deuda bruta de los gobiernos centrales de la zona de Asia y Pacífico se sitúa en el 95,5% de su PIB, mientras que en la región de Asia del Este supera el 110%. Entre los países con mayor nivel de deuda pública se encuentran Japón, Singapur, y Laos, asimismo, los países menos desarrollados y más vulnerables a la crisis de la deuda se encuentran principalmente en Asia del Sur y del Sureste, destacando Sri Lanka y Malasia.

Un claro ejemplo del aumento de la deuda global es India. Aunque el nivel de deuda pública del país disminuyó sustancialmente hasta finales de la segunda década del siglo XX, la pandemia de la Covid-19 provocó un aumento considerable sobre su peso en el PIB. Mientras la deuda pública de India representaba en 2018 un 70% del PIB, actualmente, a pesar de una disminución gradual, se sitúa por encima del 80%. Como gran importador neto, India depende en gran medida de los precios mundiales de materias primas. Además, los desafíos que enfrenta relacionados con el crecimiento económico, como la pobreza o la mejora de infraestructuras, también comprometen la sostenibilidad fiscal del país.

En términos de deuda, Japón es el caso más destacado de la región asiática. Con un aumento significativo de la deuda pública, que se situaba en un 52% del PIB en 1990, ya supera el 263% en 2025 convirtiéndose en el país con la mayor deuda pública a nivel mundial. La crisis demográfica y el bajo crecimiento económico de Japón han impulsado gran parte de este aumento. Aun así, la estructura de la deuda le da una ventaja por delante de otros países. Teniendo en cuenta que un 43% de la deuda pública está en manos del Banco de Japón, y la poca exposición de la moneda extranjera en la deuda del país, Japón es menos vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales.

Además, contrariamente a la tendencia global, Japón mantiene un tipo de interés bajo, fijado actualmente en un 0,5%. Este factor permite al gobierno pagar a sus acreedores a un interés significativamente bajo, especialmente en comparación con el resto de la región asiática. Así, por ejemplo, en Hong Kong el interés sobre la deuda es superior al 4% y en Sri Lanka superior al 8%.

En comparación con el resto de las economías avanzadas, el nivel de deuda pública de China es relativamente bajo. Aún así, entre otras causas, debido a la ralentización del crecimiento económico y el impacto de la Covid-19, también ha experimentado un aumento considerable. Uno de los desafíos principales del país se encuentra en el nivel elevado de deuda total, destacando la deuda de sociedades no financieras. Aunque destaca su crecimiento económico, China debe gestionar el alto nivel de apalancamiento dentro de su economía. Por ello, ha impulsado una política fiscal proactiva para la estabilización económica y la reducción temporal de la carga empresarial.

En términos de deuda, cabe subrayar el papel creciente de China como acreedor financiero internacional. Durante los últimos años, su rol ha sido especialmente relevante en sectores como la minería, la industria, la construcción y los servicios financieros. Asimismo, China se ha convertido en una gran tenedora de la deuda mundial.

Por otro lado, Singapur es un caso inusual para la región asiática, pero también a nivel mundial. Este país es el segundo con un mayor nivel de deuda pública en Asia, siendo superior al 150% del PIB en 2022. Sin embargo, aunque sostiene unos niveles considerablemente elevados, la deuda pública de Singapur está respaldada mayoritariamente por activos, lo que refleja la gestión fiscal muy prudente del país para mantener estable los niveles de su deuda pública neta. La estabilidad económica y su enfoque en la sostenibilidad financiera le dan a Singapur una ventaja frente a otras economías regionales.

También es interesante, destacar que otros países como Corea del Sur, mantienen una deuda pública cercana al 50% del PIB, pero, sin embargo, los niveles de deuda privado son elevados, convirtiéndose en un motivo de preocupación para la administración.

Desafíos y oportunidades comunes frente al aumento de la deuda pública

La deuda pública se ha convertido en una de las preocupaciones principales para las economías mundiales, aumentando así la necesidad de equilibrar políticas fiscales expansivas. El desafío de los países responde a un aumento sustancial de la deuda pública en un contexto donde las tasas de crecimiento económico han disminuido, debido a factores como la bajada de la productividad y la debilidad demográfica. Tanto en Asia como en Europa, los países con altos niveles de deuda enfrentan dificultades para generar un crecimiento económico. El impacto del coste de la deuda en la asignación de recursos económicos, y la presión de las restricciones fiscales de los Bancos Centrales y los acuerdos internacionales, dificultan la implementación de soluciones a largo plazo para revertir sus efectos.

En países como Japón y España, la crisis demográfica y el consecuente envejecimiento de la población representan un desafío adicional. El impacto que produce el aumento del gasto público destinado a pensiones y servicios de salud, agravan la situación de la deuda pública y limitan la capacidad de disminuirla.

La sostenibilidad de la deuda también depende de otros factores como los saldos fiscales primarios, el crecimiento económico real, y las tasas de intereses. En varios países asiáticos y europeos, la creciente deuda pública, sumada al incremento de las tasas de interés y el alto volumen de la deuda en manos de los bancos, han dado como resultado una mayor vulnerabilidad del sector financiero.

Desde hace décadas, al inicio de una nueva crisis, no se ha conseguido reducir la deuda pública a los niveles previos a la crisis anterior. La tendencia de la deuda pública de ambos continentes pone de manifiesto la necesidad de medias urgentes, para asegurar un futuro financiero sólido frente nuevas crisis económicas o choques externos.

A pesar de ello, los países de ambos continentes disponen de oportunidades para gestionar el volumen de deuda pública de manera efectiva. En primer lugar, la implementación de reformas fiscales y monetarias a largo plazo, ofrecen una vía para reducir la deuda pública de los países.

Por otro lado, la transformación de algunos países asiáticos, hacia sectores y servicios de mayor productividad, supone una nueva fuente de crecimiento económico. Además, países como India tienen la oportunidad de aprovechar su dividendo demográfico, para sostener la estabilidad económica del país reduciendo paralelamente la deuda relativa.

Más allá, la nueva realidad política y económica permite a Asia y Europa aprovechar nuevos modelos de desarrollo basados en infraestructuras verdes y sostenibilidad, para impulsar el crecimiento económico mediante la creación de empleo e inversiones en capital humano. El peso de estos avances sobre el crecimiento económico podría, entre otros, aliviar la presión de la deuda pública en ambas regiones.

Departamento de Economía y Empresa de Casa Asia

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